La educación venezolana y la política
comunicacional
Prof. José Francisco Buttó
El
Estado Venezolano cuenta desde hace mucho tiempo cuenta con una plataforma
comunicativa extensa y de gran alcance, a través de ella hemos observado
grandes acontecimientos, nos hemos enterado de diversas políticas y
constantemente recibimos mensajes diversos de los logros del gobierno en diversas áreas esenciales. Sin
embargo, aun no comprendo el poco provecho que se ha hecho de esta gran
estructura en función de divulgar las políticas educativas, planes, programas y
proyectos que año tras año se ensayan (algunos con éxito y otros no tanto) desde
el MPPE y prácticamente pasan desapercibidos para la opinión pública y para el
grueso de la población venezolana.
Si
hacemos un breve sondeo entre la población de cualquier parte del país
seguramente nos encontraremos (y puedo apostar con total confianza que es así) con que conocen muy poco sobre aspectos
fundamentales del Sistema Educativo Venezolano, incluyendo su estructura y
funcionamiento, fines y logros más allá de las mejoras en cobertura, gratuidad,
equidad, el PAE y las Canaimitas. Incluso, para ir un poco más allá, si les
hacemos el mismo sondeo a nuestros colegas de los diversos planteles educativos
los resultados no serían muy halagadores, y la razón es sencilla, no se está
difundiendo adecuadamente la información relativa a este tema.
Quizá
para algunos esto no tenga ningún significado, pero les puedo asegurar que efecto de este fenómeno es devastador. No se
puede alcanzar el éxito en una empresa tan inmensa como la es construir un
nuevo modelo educativo que responda a una nueva concepción del hombre y la
mujer en el marco de un proyecto político que apunta a una ruptura con una
dominación cultural, política y económica que lleva demasiado tiempo entre
nosotros al punto de que la consideramos
propia y prácticamente nos cuesta
desprendernos, sin que contemos con una buena política comunicacional que
permita la a la gente común, al pueblo, a los padres, representantes,
responsables y a los mismos docentes enterarse y comprender los alcances, fines
y beneficios que tienen o pueden tener
los grandes proyectos que se han emprendido en todos estos años.
No
se puede consolidar un proyecto tan importante sin el apoyo de las bases, del
pueblo, de la sociedad civil y de los propios actores y beneficiarios del
mismo. Si no se divulga, si no se hace entender, si no se enamora a la gente
entonces el camino es cuesta arriba.
¿Que
implica un arduo debate? Claro que sí, pero tenemos argumentos de sobra. ¿Que
habrá oposición de muchos? Es común en cualquier democracia, sobre todo en
temas tan sensibles como lo es el educativo. Pero hay que dar el paso, los
grandes proyectos implican grandes retos.
Un
ejemplo muy gráfico de la desinformación que ha prevalecido en la materia ha
sido el proyecto Canaima, que a pesar del gran esfuerzo que se ha hecho desde
el MPPE para dotar a millones de estudiantes con este computador portátil, tanto las familias como
los propios estudiantes no están valorando y usando esta herramienta
adecuadamente, se les entrega pero más allá de alguna inducción breve no se
continua con una campaña informativa y de concientización acerca de su uso
educativo en el marco de un proyecto que va más allá de la simple entrega del
ordenador. Lo mismo sucede con el
Programa Todas las Manos a la Siembra (PTMS), que siendo tan importante para el
desarrollo endógeno y la formación integral del educando en conjunción con su
familia y su entorno, por una parte solo es conocido a profundidad (y en muchos
casos ni tanto) por algunos maestros especialistas en la materia, mientras por
otra parte es poco conocido por la mayoría de la gente, en especial la comunidad escolar.
También
podríamos mencionar el caso de la Colección Bicentenario, una estupenda
iniciativa que a partir de la entrega de
libros de texto a todos los estudiantes de los niveles primaria y media, busca fortalecer su
formación desde una concepción distinta, con un diseño y abordaje novedoso de
los contenidos, desde una concepción interdisciplinaria. Sin embargo, más allá
de su gratuidad y obligatoriedad de uso, es muy poco lo que conoce la opinión
pública sobre estos libros, incluso, y es muy grave, muchos de nuestros docentes
aún se niegan a usarlos, pues, sin una comprensión adecuada de los mismos
tratan en vano de abordarlos con la
misma filosofía que usaban con las viejas enciclopedias u otros textos que
responden a otra concepción de la educación y del aprendizaje.
Hace
falta una campaña intensa, clara y bien fundamentada que permita a la gente
comprender lo que plantean los autores de estos textos y los que aspira el MPPE
que los niños y niñas aprendan con los mismos.
No
se puede simplemente hacer y esperar que todo el mundo lo sepa y lo comprenda
si ningún esfuerzo de nuestra parte. No basta con simples jornadas de formación
que no están logrando su objetivo. No basta con informar de la existencia de
tal o cual cosa. Hay que ir más allá, mucho más allá. Los medios de
comunicación, tanto públicos como privados deben ser plataformas desde donde se
fortalezca la integración de la gente con su educación, con la educación de sus
hijos. Donde la gente aprenda conozca que se está haciendo en las escuelas y
como afecta eso a sus niños y niñas.
Por
ejemplo, como una primera medida yo
propondría que se realizaran algunos micros informativos que, difundidos por las
televisoras públicas y privadas, además de las emisoras de radio, le lleguen a
la gente, al público, en horarios
convenientes y así las políticas educativas sean de dominio público, así como
sus logros, avances y proyecciones. Así mismo, se podrían encartar suplementos
informativos en diarios de circulación nacional y realizar periódicamente foros
abiertos en lugares como plazas,
teatros, parques, universidades y por su puesto en los colegios. Todo esto
formaría parte de una agresiva, profunda y necesariamente nueva política de
divulgación, comunicación e información del MPPE para avanzar en esa materia.
Los
medios deben ser de una vez por todas “instrumentos
esenciales para el desarrollo del proceso educativo y como tales, deben cumplir
funciones informativas, formativas y recreativas que contribuyan con el
desarrollo de valores y principios establecidos en la Constitución de la República
y la presente Ley…” (LOE, art. # 3.) Solo
así podremos avanzar hacia la construcción de una nueva subjetividad que de
paso al hombre nuevo y a la mujer nueva que nos plantea la CRBV (1.999) en su
Preámbulo. Solo así podremos hacer de toda la patria una escuela.
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