sábado, 12 de septiembre de 2015

La educación venezolana y la política comunicacional



La educación venezolana y la política comunicacional

Prof. José Francisco Buttó

El Estado Venezolano cuenta desde hace mucho tiempo cuenta con una plataforma comunicativa extensa y de gran alcance, a través de ella hemos observado grandes acontecimientos, nos hemos enterado de diversas políticas y constantemente recibimos mensajes diversos de los logros del  gobierno en diversas áreas esenciales. Sin embargo, aun no comprendo el poco provecho que se ha hecho de esta gran estructura en función de divulgar las políticas educativas, planes, programas y proyectos que año tras año se ensayan (algunos con éxito y otros no tanto) desde el MPPE y prácticamente pasan desapercibidos para la opinión pública y para el grueso de la población venezolana.  
Si hacemos un breve sondeo entre la población de cualquier parte del país seguramente nos encontraremos (y puedo apostar con total confianza que es así)  con que conocen muy poco sobre aspectos fundamentales del Sistema Educativo Venezolano, incluyendo su estructura y funcionamiento, fines y logros más allá de las mejoras en cobertura, gratuidad, equidad, el PAE y las Canaimitas. Incluso, para ir un poco más allá, si les hacemos el mismo sondeo a nuestros colegas de los diversos planteles educativos los resultados no serían muy halagadores, y la razón es sencilla, no se está difundiendo adecuadamente la información relativa a este tema.
Quizá para algunos esto no tenga ningún significado, pero les puedo asegurar que  efecto de este fenómeno es devastador. No se puede alcanzar el éxito en una empresa tan inmensa como la es construir un nuevo modelo educativo que responda a una nueva concepción del hombre y la mujer en el marco de un proyecto político que apunta a una ruptura con una dominación cultural, política y económica que lleva demasiado tiempo entre nosotros al punto de que  la consideramos propia  y prácticamente nos cuesta desprendernos, sin que contemos con una buena política comunicacional que permita la a la gente común, al pueblo, a los padres, representantes, responsables y a los mismos docentes enterarse y comprender los alcances, fines y beneficios que  tienen o pueden tener los grandes proyectos que se han emprendido en todos estos años.
No se puede consolidar un proyecto tan importante sin el apoyo de las bases, del pueblo, de la sociedad civil y de los propios actores y beneficiarios del mismo. Si no se divulga, si no se hace entender, si no se enamora a la gente entonces el camino es cuesta arriba.
¿Que implica un arduo debate? Claro que sí, pero tenemos argumentos de sobra. ¿Que habrá oposición de muchos? Es común en cualquier democracia, sobre todo en temas tan sensibles como lo es el educativo. Pero hay que dar el paso, los grandes proyectos implican grandes retos.
Un ejemplo muy gráfico de la desinformación que ha prevalecido en la materia ha sido el proyecto Canaima, que a pesar del gran esfuerzo que se ha hecho desde el MPPE para dotar a millones de estudiantes con este  computador portátil, tanto las familias como los propios estudiantes no están valorando y usando esta herramienta adecuadamente, se les entrega pero más allá de alguna inducción breve no se continua con una campaña informativa y de concientización acerca de su uso educativo en el marco de un proyecto que va más allá de la simple entrega del ordenador.  Lo mismo sucede con el Programa Todas las Manos a la Siembra (PTMS), que siendo tan importante para el desarrollo endógeno y la formación integral del educando en conjunción con su familia y su entorno, por una parte solo es conocido a profundidad (y en muchos casos ni tanto) por algunos maestros especialistas en la materia, mientras por otra parte es poco conocido por la mayoría de la gente, en especial  la comunidad escolar.
También podríamos mencionar el caso de la Colección Bicentenario, una estupenda iniciativa que  a partir de la entrega de libros de texto a todos los estudiantes de los niveles  primaria y media, busca fortalecer su formación desde una concepción distinta, con un diseño y abordaje novedoso de los contenidos, desde una concepción interdisciplinaria. Sin embargo, más allá de su gratuidad y obligatoriedad de uso, es muy poco lo que conoce la opinión pública sobre estos libros, incluso, y es muy grave, muchos de nuestros docentes aún se niegan a usarlos, pues, sin una comprensión adecuada de los mismos tratan en vano de  abordarlos con la misma filosofía que usaban con las viejas enciclopedias u otros textos que responden a otra concepción de la educación y del aprendizaje.
Hace falta una campaña intensa, clara y bien fundamentada que permita a la gente comprender lo que plantean los autores de estos textos y los que aspira el MPPE que los niños y niñas aprendan con los mismos.
No se puede simplemente hacer y esperar que todo el mundo lo sepa y lo comprenda si ningún esfuerzo de nuestra parte. No basta con simples jornadas de formación que no están logrando su objetivo. No basta con informar de la existencia de tal o cual cosa. Hay que ir más allá, mucho más allá. Los medios de comunicación, tanto públicos como privados deben ser plataformas desde donde se fortalezca la integración de la gente con su educación, con la educación de sus hijos. Donde la gente aprenda conozca que se está haciendo en las escuelas y como afecta eso a sus niños y niñas.
Por ejemplo, como una primera medida  yo propondría que se realizaran algunos micros informativos que, difundidos por las televisoras públicas y privadas, además de las emisoras de radio, le lleguen a la gente, al  público, en horarios convenientes y así las políticas educativas sean de dominio público, así como sus logros, avances y proyecciones. Así mismo, se podrían encartar suplementos informativos en diarios de circulación nacional y realizar periódicamente foros abiertos en lugares  como plazas, teatros, parques, universidades y por su puesto en los colegios. Todo esto formaría parte de una agresiva, profunda y necesariamente nueva política de divulgación, comunicación e información del MPPE para avanzar en esa materia.
Los medios deben ser de una vez por todas “instrumentos esenciales para el desarrollo del proceso educativo y como tales, deben cumplir funciones informativas, formativas y recreativas que contribuyan con el desarrollo de valores y principios establecidos en la Constitución de la República y la presente Ley…”  (LOE, art. # 3.) Solo así podremos avanzar hacia la construcción de una nueva subjetividad que de paso al hombre nuevo y a la mujer nueva que nos plantea la CRBV (1.999) en su Preámbulo. Solo así podremos hacer de toda la patria una escuela.

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