IV. Asumir el Programa
Todas las Manos a la Siembra (PTMS) como estrategia para el desarrollo y
contextualización curricular en la escuela rural multigrado.
El
Programa Todas las Manos a la Siembra (PTMS) es a mí entender, si no la mejor, uno de las más extraordinarias
iniciativas que ha desarrollado el Ministerio del Poder Popular para la
Educación en las últimas décadas. Los alcances que podría tener este programa
se pierden de vista por la cantidad y calidad de estrategias y actividades que
se pueden desarrollar en todos los niveles y modalidades de la educación
venezolana. Es tanta la riqueza y el potencial de este programa ofrece,que no
exagero al afirmar que podríamos desarrollar la mitad de los contenidos del
nivel de educación primaria basándonos tan solo en los contenidos y ejes del
PTMS desde una perspectiva inter y transdisciplinaria.
Creo
que no hace falta explicar demasiado lo importante que puede
ser este programa para el desarrollo y la contextualización curricular en una
escuela rural venezolana. No solo se trata de la pertinencia de un nuevo
enfoque de desarrollo rural centrado en lo endógeno sustentable, también hay
que tomar en cuenta que la gran mayoría de los estudiantes que conforman la
matrícula de estos centros provienen de familias que se dedican a las labores
del campo, como la agricultura y la cría, por lo que la agroecología, baluarte
fundamental del programa, es por excelencia una inmejorable puerta de entrada
al conocimiento y el aprendizaje para estos niños y niñas.
En
el caso de la escuela multigrado adquiere una especial importancia porque
permite al docente y los estudiantes desarrollar la clase no solo con una
estrategia que potencia la motivación, sino que también permite la integración
y la integralidad de los aprendizajes desde una visión y una metodología que apunta al desarrollo de
los más elevados valores humanos, como el amor a la naturaleza, la justicia
social, la solidaridad, la responsabilidad y el bien común. Además de que
permite superar varias de las dificultades que presenta este tipo de
organización, al proveer oportunidades para el trabajo cooperativo y el
abordaje tanto diferenciado como grupal de los contenidos programáticos, así como
una evaluación más real y provechosa del proceso y los resultados.
Cabe
mencionar que el año 2.010 tuve la gran
oportunidad y el privilegio de participar en una pasantía agroecológica en Cuba,
auspiciada por el MPPE, en la cual debíamos aprender de las experiencias de
esta nación en materia socioproductivo. En la misma participaron docentes de
toda Venezuela, quienes, en base a la experiencia obtenida deberían plantear propuestas para
mejorar el proceso aquí en el país. Vale decir el mayor aprendizaje que saqué
de aquella experiencia no lo obtuve de los planteles y fincas de la Habana y
otras zonas de esa hermosa isla, sino de mi interacción con los colegas
venezolanos que participaban.
Resulta
que conversando con ellos e intercambiando experiencias e inquietudes pude
percibir algo que me pareció insólito y totalmente preocupante: pocos, muy
pocos, conocían o habían leído la resolución nº 024, la cual establece las
líneas de acción y todo el planteamiento teórico y metodológico del programa, así
como otros documentos normativos y de orientación . Allí, de inmediato me di
cuenta de que la respuesta a lo que estábamos buscando no estaba en Cuba, sino en
la forma como estábamos asumiendo desde nuestro espacio la ejecución del
programa sin una perspectiva clara de su objetivo y alcance, comprender que “no
se trata solo de sembrar algunos rubros, sino también sembrar valores, sembrar
un nuevo modelo de vida, que no solo aspira a la armonía entre los seres
humanos, sino igualmente con la naturaleza.”
Hago
hincapié en todo porque, si bien en la
Resolución nº 024 está establecida a grandes rasgos toda la estructura del PTMS
y las acciones a tomar para su exitosa concreción, creo necesario retomar
algunos aspectos y ampliar otros para que finalmente este sea el motor y
combustible para la refundación de la educación rural venezolana:
1) Formación
y capacitación. Esto es vital para el éxito del programa. Particularmente no
comparto la idea de que sea un especialista quien prácticamente lleve toda la
responsabilidad de manos a la siembra en el plantel. Todos deben formarse para
que puedan desarrollar el programa a cabalidad. Los primeros deben ser los directores
y directoras quienes deben ser los principales impulsores de esta iniciativa.
En este sentido, sería pertinente la conformación de unidades de formación
agroecológicas. Estos entes deben funcionar en cada municipio y servir como
alma mater para todo aquel que desee aprender o quiera acercarse a la
agroecología. Este debe ser uno de los principales lugares de encuentro para el
dialogo de saberes entre el campesino y el educador entre el saber tradicional
y el saber científico. Campo para la dialéctica.
2) Dotación.
El MPPE debe imprimir una cantidad suficiente de material bibliográfico para
que los maestros consulten y se formen. No basta con el material digital,
porque lamentablemente solo un bajo porcentaje de los docentes le sacan
provecho al mismo. Además, hace falta que se creen laminas y otros recursos
para el aprendizaje que sirvan de soporte para el abordaje teórico de los aprendizajes.
Sin olvidar, por supuesto las herramientas y utensilios para la ejecución del
trabajo practico en el huerto escolar.
3) Difusión.
Es elemental que se difunda a toda la comunidad escolar la composición,
objetivos, alcances y metodología del PTMS. Si la gente no conoce el programa
no estará motivada para desarrollarlo y hacerlo suyo. Particularmente soy de
los que prefieren seducir antes que imponer, en este caso debe ser igual, hay
que plantear estrategias que permitan enamorar a la gente y hacerlos parte de
esta iniciativa. Para ello debe disponerse de la plataforma mediática del
estado y de la buena voluntad de los medios privados para que llegue a todos
los rincones del país. No se trata tan solo de hacer llegar el mensaje, más que
eso se trata de impactar a la población, llegar a su fibra más sensible.
4) Integración.
Otro aspecto que debe ser revisado y mejorado. Hay que establecer alianzas
funcionales con los correspondientes ministerios e instituciones. Un programa
tan importante debe ser prioridad, pues, lo que está en juego no solo es la calidad
y pertinencia de la educación, sino el desarrollo socioproductivo y la preservación
del ambiente. La integración debe existir en todos los niveles, en el aula, en
la escuela, con los consejos comunales, con las alcaldías y gobernaciones, con
las Unidades productivas y otros actores vitales.
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