LA
ESCUELA BOLIVARIANA
Hace
poco, buscando en una vieja carpeta, me encontré, entre un montón de papeles
viejos algo muy significativo que escribí hace tiempo, en el 2.002
para ser exactos. Se trata de un poema que elaboré como obsequio a los colegas que
como yo estaban finalizando en Cumaná el curso “Filosofía de la Escuela Bolivariana”,
requisito, en aquellos momentos, para poder ingresar en una de estas escuelas de turno integral. Lo cierto
es, que reflexionando sobre todo el tiempo que ha transcurrido y como han
cambiado las cosas desde entonces, decidí compartir con ustedes estas ideas.
Y
si bien no pretendo que les agrade a todos, si espero que al menos sirva para que
reflexionemos y no dejemos de lado la esencia de nuestra Escuela Bolivariana,
la esencia del Maestro Bolivariano...
Escuela
Bolivariana
Hoy
he descubierto una nueva escuela.
Una
escuela que no tiene como norte emplear personas o servir de guardería, sino
que se preocupa, se centra en la formación integral del niño.
Un
escuela que no se limita a las cuatro paredes que la conforman, sino que va
mucho más allá, convirtiéndose en un escenario donde todos son actores
principales de un proceso de transformación social.
Una
escuela donde el niño construye su propio aprendizaje a través de experiencias significativas
y por ende, importantes para él.
Una
escuela que se renueva constantemente a través del dialogo de saberes y el
esfuerzo de todos.
Una
escuela donde estudiantes, maestros y comunidad trabajan hombro a hombro para alcanzar
sus metas.
Una
escuela donde el niño es visto como un ser humano pensante, inteligente y con
potencial ilimitado para aprender y desarrollarse como un protagonista de su
propio aprendizaje.
Una
escuela donde el maestro se quita el traje de maestro y comienza a ver todo
desde una nueva perspectiva: el humanismo.
Una
escuela donde el docente se mantiene en constante capacitación y entrenamiento
para crecer como profesional y ser humano.
Una escuela que ama a su patria y la construye
en su seno.
Hoy descubrí…
A la
escuela Bolivariana.
José
Francisco Buttó.
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