miércoles, 30 de septiembre de 2015

La Escuela Multigrado que Queremos



La Escuela Multigrado que Queremos
(Basado en la Propuesta Educativa Multigrado 2.005, México)

José Francisco Buttó

Con frecuencia se piensa que las escuelas multigrado difícilmente pueden obtener buenos resultados, por las carencias y limitaciones que tienen o por la heterogeneidad del grupo que dificulta la organización del trabajo. Sin embargo, como han mostrado diversas experiencias, la convivencia en un mismo salón de alumnos de diferentes edades, intereses y posibilidades ofrece un potencial para estimular el trabajo colaborativo y la ayuda mutua entre los niños que favorece el aprendizaje compartido. También es posible establecer vínculos con la comunidad como una forma de aprender.
Si se aprovechan las ventajas del aula multigrado y se reorientan tanto las prácticas de enseñanza como el uso creativo de los recursos didácticos y la vinculación con la comunidad, será posible ofrecer a los niños experiencias educativas valiosas. Las principales aspiraciones de la escuela multigrado, a fin de que responda a los requerimientos de la sociedad y pueda obtener mejores resultados educativos son los siguientes:
·         Una escuela que funcione regularmente. Uno de los primeros requerimientos para lograr los propósitos educativos es que la escuela multigrado abra sus puertas el mayor número de los días del calendario escolar, los cuales se dediquen prioritariamente a la enseñanza y el aprendizaje. Por ello, se requiere poner en práctica mecanismos que eviten las constantes salidas de los profesores de su centro de trabajo. Por ejemplo: que los maestros de escuelas unitarias dejen de fungir como directores y que los asuntos administrativos los atiendan directores itinerantes o el equipo de la supervisión; asimismo, depurar actividades en las que participan las escuelas, como concursos y actividades extraescolares.
·         Una escuela con prácticas de enseñanza efectivas, que contribuyan al desarrollo de habilidades intelectuales, la adquisición reflexiva de conocimientos y la formación de valores. Es necesario que los profesores multigrado conozcan y apliquen estrategias de enseñanza que respondan a la heterogeneidad del aula, favorezcan la participación de los alumnos, estimulen tanto el uso de la lengua oral y escrita de manera funcional, como la consulta de diversas fuentes de información, la discusión y argumentación de ideas, entre otros procesos. Todo ello tiene la finalidad de que las prácticas de los maestros favorezcan la creatividad, reflexión y autonomía de los niños.
·         Una escuela que atiende y valora la diversidad. En el aula multigrado conviven alumnos de diferentes edades, intereses, niveles de aprendizaje, estilos de trabajo, y en ocasiones necesidades educativas especiales, expresiones lingüísticas y culturales diversas. Tal situación requiere ser atendida también mediante una variedad de actividades de enseñanza (conversaciones, dibujos, modelados, juegos, discusiones, recorridos, investigaciones), recursos didácticos y procedimientos de evaluación, con el propósito de atender las necesidades de los niños y que éstos tengan la oportunidad de elegir las actividades en las que se sientan mejor para realizarlas. Asimismo, el ambiente del aula, las actitudes y formas de relación entre alumnos, docente o docentes y comunidad deberán favorecer el aprecio hacia cada persona, así como la valoración de las diferentes culturas de nuestro país.
·         Una escuela que promueva el aprendizaje autónomo. Si bien las habilidades y actitudes del aprendizaje autónomo (como la curiosidad, el planteamiento de preguntas, la búsqueda de información, la comprensión lectora, la organización y sistematización de información, la expresión de ideas propias en esquemas, textos, ensayos u opiniones) son necesarias en cualquier escuela, en el aula multigrado resultan relevantes por el tiempo limitado que tiene el profesor para trabajar con los alumnos, al atender varios grados simultáneamente. De ahí que resulte trascendental que el profesor estimule en sus alumnos las capacidades para aprender por su cuenta.
·         Una escuela que favorece el aprendizaje colaborativo y la ayuda mutua entre los alumnos. La convivencia de alumnos de diferentes edades en el aula multigrado representa un potencial para el aprendizaje colaborativo entre los alumnos: al realizar actividades compartidas, los niños pequeños se benefician al observar y/o colaborar con sus compañeros mayores en la realización de las tareas, así como al escuchar los argumentos y opiniones hacia los temas en estudio. Por su parte, los alumnos mayores o quienes han avanzado un poco más en determinado conocimiento, proceso o destreza pueden orientar y apoyar a sus compañeros, con lo cual consolidan aprendizajes.
·         Una escuela que ofrece a los alumnos recursos y medios de aprendizaje diversos, interesantes y creativos. Con frecuencia los recursos de trabajo se circunscriben al pizarrón, cuadernos y libros de texto, lo que puede originar un trabajo árido y poco motivante para los alumnos. Ante esto y sin descartar la riqueza pedagógica que representan los recursos anteriores, las experiencias de aprendizaje serán más formativas si van acompañadas de recursos y medios que promuevan la reflexión y creatividad de los niños, si amplían sus conocimientos, si facilitan la interacción con sus compañeros y si desarrollan sus habilidades y competencias para aprender.
·         Una escuela que ofrece una educación relevante, entendida como el aprendizaje que sirve para la vida actual y futura, es decir, una escuela que enfoca el trabajo para aplicar los conocimientos en situaciones diversas, que contribuye a la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje, y que orienta a los alumnos en la preservación de la salud y la protección del ambiente, el conocimiento amplio de la historia y la geografía del país, así como en estimular habilidades para el aprendizaje permanente.
·         Una escuela fuertemente vinculada con los padres de familia y la comunidad, o sea, una escuela que promueva la colaboración entre todos los integrantes de la comunidad escolar, particularmente con los padres y madres de familia. Se trata de establecer mecanismos de participación que no se limiten a lo material o los momentos de entrega de calificaciones. Es valioso que los padres y madres de familia y otras personas de la comunidad compartan con los niños y maestros sus conocimientos, sus tradiciones, sus historias y sus saberes. Además, es importante explicarles la forma de trabajo con los niños y algunas actividades que podrían compartir, como la lectura conjunta con sus hijos, la conversación sobre lo que saben del tema o los temas, o la ayuda en la preparación de una conferencia infantil para presentar en el grupo.
·         Una escuela que mediante la evaluación sistemática del aprendizaje y el trabajo docente establece nuevas rutas para el mejoramiento continuo. Más que una tarea administrativa, las acciones de evaluación que desarrolle el maestro deberán permitirle identificar los aprendizajes logrados por los alumnos, las dificultades que presentan y las acciones que él puede llevar a cabo para mejorar los resultados obtenidos. Es decir, se trata de que las estrategias, procedimientos y recursos de evaluación ofrezcan elementos para obtener un diagnóstico permanente del avance individual, de ciclo y grupo a partir del cual se reoriente el trabajo cotidiano. La evaluación debe abarcar el logro de los aprendizajes, el funcionamiento del plantel, el desempeño docente, el uso de recursos didácticos, la colaboración y relación con las familias, y otros aspectos que influyen en los resultados educativos.
·         Una escuela con mejores logros en el aprendizaje de los alumnos. Sin duda el mayor reto es el incremento en el aprendizaje de los alumnos: niños y niñas que comprenden mejor lo que leen, que se expresan oralmente y por escrito con claridad, coherencia y sencillez, que producen textos diversos, que entienden y resuelven problemas matemáticos, que reflexionan respecto de conceptos fundamentales de la ciencia, de la historia y de la geografía, que se plantean preguntas y buscan respuestas a los fenómenos naturales que los rodean; en suma, niños cuyos desempeños académicos son equiparables a quienes se desenvuelven en mejores contextos.

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