lunes, 28 de octubre de 2013

Desafíos de la Educación Rural Venezolana del Siglo XXI. Le escuela que tenemos vs la escuela que queremos





Desafíos de la Educación Rural Venezolana del siglo XXI. La escuela que tenemos vs  la escuela que queremos.

Prof. José Francisco Buttó Lares.
Núcleo Escolar Rural 013, El Palenque, Municipio Montes Estado Sucre.

Tradicionalmente, en muchas partes del mundo, la educación rural  está plagada de problemas y situaciones por resolver, raramente se logran los objetivos planteados a nivel curricular y su calidad en comparación con la educación en el área urbana, deja mucho que desear. En general, la asistencia escolar es baja, la tasa de deserción muy alta y las principales víctimas suelen ser las niñas y niños, las poblaciones de zonas montañosas y las personas con menores recursos económicos. La UNESCO (2.004), plantea al respecto que  “En veinte años más el 60 por ciento de los pobres del mundo seguirá viviendo en zonas rurales, cifra que se estima permanecerá inalterada en numerosos países en desarrollo.” Dicha situación expresa una dinámica que en mayor o menor medida se ha evidenciado en distintas áreas del desarrollo a lo largo de los últimos 30 años.
      La situación venezolana no dista mucho de la planteada anteriormente, pese a los grandes avances cuantitativos y cualitativos que se han dado en los últimos 14 años en materia educativa, es preciso reconocer que aun hoy el dualismo ocupacional trabajo-estudio aunado a la descontextualización de los contenidos curriculares, produce influencias significativas en el rendimiento escolar y en la aplicación práctica de lo aprendido en la escuela, induciendo al estudiante a incorporarse a las demandas de mano de obra de las fincas, el conuco familiar o de las ciudades.  La escuela rural queda, entonces, como el eslabón necesario en la formación del niño para que éstos tomen algunos aprendizajes básicos útiles para enfrentarse a la vida, pero a la vez convencidos de que sin ellos su supervivencia no sería afectada.
Actualmente, la LOE (2.009), plantea que la Educación Rural se considera una modalidad del Sistema Educativo Venezolano (art.26 y art.29) y como tal requiere de adaptaciones curriculares de forma permanente  o temporal, además de ello se debe ubicar en el contexto geohistóricocultural para proporcionarle pertinencia a la misma e incidir positiva y determinantemente en la formación del ciudadano en el marco del desarrollo nacional  y el modelo de país dibujado en la CRBV. Sin embargo, la realidad dista en buena parte de lo que establece la norma, evidenciándose en el hecho de que los procesos pedagógicos llevados a cabo en la mayor parte de las escuelas rurales venezolanas carecen por lo general de pertinencia sociocultural y no responden a estos  postulados.
En este sentido es menester trasladarse al planteamiento que Carlos Lanz (1.998) en su libro “Teoría Crítica e innovaciones pedagógicas” realiza en cuanto a la no pertinencia sociocultural de los aprendizajes definiéndola como la “separación del proceso de enseñanza aprendizaje del acervo histórico-cultural de la comunidad, poco nexo con el trabajo, el juego, la naturaleza y la alegría.”(p.182) Vinculando la calidad educativa al logro de la pertinencia.  Por otra parte, el Ministerio de Educación Superior, (2006) señala que “al hacer referencia a la pertinencia de la educación se alude el grado en el cual el plan de estudios y la ejecución curricular del mismo dan respuestas a las necesidades reales del entorno local, regional y nacional en el cual proyecta su ámbito de acción, soluciona problemas sociales relacionados con las comunidades organizadas o no, otros subsistemas de educación, al estado, al entorno sociocultural, al sector de los egresados y a la población estudiantil flotante.”
Lo anterior denota una clara contradicción con lo que se ha observado durante una investigación particular realizada por Buttó (2.012) en tres Núcleos Escolares Rurales y 5 escuelas rurales graduadas del municipio Montes, donde se evidencia la carencia de las características antes mencionadas. Con el agravante de que en las escuelas con aulas multigrados la situación es aún más crítica por las mismas características de esta modalidad organizativa: 1 maestro(a).Dos o más grados, diferentes edades, 1 mismo espacio, 1 mismo horario y en un mismo acto de clases. Haciendo hincapié en que un porcentaje indeterminado de las escuelas venezolanas ubicadas en las zonas rurales son Multigrado. De hecho, por poner un ejemplo, en el municipio Montes, aproximadamente 40 de las 51 escuelas adscritas a los Núcleos Escolares Rurales  poseen al menos un aula multigrado. Además,  Según datos de la UNESCO, (2.004), el 30 por ciento de las aulas del mundo son de ese tipo.
Esta situación no representaría problema alguno si los docentes que atienden dichos espacios tuviesen la formación adecuada para asumir ese reto, pero la realidad no es así, lo que implica que en vez de ser una oportunidad para el aprendizaje cooperativo, se convierte en una dificultad de grandes proporciones que al final se refleja en el pobre rendimiento de los estudiantes y en la poca pertinencia de los aprendizajes alcanzados. Nuestros maestros rurales enfrentan serias dificultades para organizar el trabajo simultáneo con distintos grados.  Esto, entre otras cosas, porque el abordaje del trabajo pedagógico en las escuelas multigrado venezolanas ha estado signado desde hace mucho tiempo por un vacío en lo que respecta a las orientaciones metodológicas para la planificación y organización de los aprendizajes en planteles con estas características.
Mientras países como Argentina, México, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Chile y Cuba, entre otros, cuentan con documentos oficiales que orientan al respecto, en Venezuela ha habido un descuido con lo que respecta a tomar cartas ante tan urgente situación. Aunque parezca alarmista esta apreciación, es un hecho que los docentes que realizan su práctica pedagógica en el multigrado carecen por lo general  de herramientas metodológicas que le permitan actuar con atino ante la difícil tarea de atender en una misma aula y en un mismo lapso de tiempo  a un grupo disímil que puede variar de dos a seis  grados (en el caso de las escuelas unitarias). No es difícil imaginar los resultados que esta particularidad arroja en lo que respecta a la formación y aprendizaje de los estudiantes de esos centros: niños y niñas con una muy limitada formación, que no tributa en nada a la consecución de los fines que  orienta nuestra Escuela Bolivariana.
No se trata de copiar modelos foráneos, sino de construir soluciones desde nuestra propia realidad, desafíos y aspiraciones. Con un planteamiento que debe ser integral e integrador, formulado  desde lo inter y transdisciplinario, para hacer “emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que las articulan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad.” (Campos, s/f, pag.1), Desde un enfoque geohistórico, intercultural y crítico. Conceptualizando la enseñanza como una actividad crítica, encaminada al análisis de la realidad para la emancipación personal y colectiva. Una práctica social mediatizada por la realidad sociocultural e histórica donde se realiza. Es una actividad para comprender el mundo, para transformarlo. Una praxis emancipadora y concientizadora, tal como lo plantea la LOE (2.009)
Así mismo, se plantean otros desafíos de envergadura que deben ser asumidos en lo inmediato para garantizar una educación de calidad para todos y todas tal como lo establece el art. 6, #1, literal a de la LOE(2.009). Entre ellos se pueden señalar:

  • Universidades  e Institutos de formación de maestros que no dan respuesta  e ignoran la problemática de las escuelas rurales. Lo cual es grave porque las casas de estudio que forman educadores deben responder a las necesidades y particularidades de nuestro sistema educativo, deben estar total y absolutamente consustanciados con la realidad de los centros donde se desempeñarán nuestros docentes y dar respuestas a las exigencias de los mismos tomando en cuenta sus particularidades. O sea, debe haber una formación general, pero también una que responda a las especificidades  que se vislumbran en las modalidades y variantes organizativas de nuestro sistema. En el caso de las escuelas multigrado esto es vital, porque las mismas representan aproximadamente el 50% de los planteles del país.
  • No existen de manera oficial  orientaciones metodológicas para el abordaje de la planificación y organización de los aprendizajes en el aula multigrado venezolana. Lo cual representa un error grave ya que deja a estos docentes por su cuenta y muchos aprenden por ensayo y error, con el elevado costo académico que esto implica. Además de que no se conoce a profundidad la caracterización de la escuela rural venezolana. Lo cual implica que no se tienen datos suficientemente claros y confiables para planificar y desarrollar proyectos puntuales dirigidos a los planteles que presentan esta modalidad.
  • Núcleos Escolares Rurales con estructura desfasada y poco pertinente. A pesar de que las características de esta unidad organizativa difieren en gran medida de las escuelas graduadas, no se ha considerado adaptar la misma a las condiciones particulares de los NER: grupo de escuelas dispersas geográficamente, de difícil acceso, con baja matrícula y pocos servicios básicos. Por lo general los docentes permanecen largos periodo sin supervisión por lo difícil que resulta a los equipos directivos y de acompañamiento por las trabas burocráticas que existen para un adecuado funcionamiento de los mismos.
  • Equipos directivos con poca formación para afrontar la realidad y los retos de la educación rural desde una perspectiva crítica y científica.  Lo que incide determinantemente en la calidad de los procesos desarrollados en estas instituciones. Además de que los equipos directivos y de acompañamiento son de escaso personal, tampoco cuentan en la mayoría de los casos, con las destrezas y aptitudes necesarias para afrontar con éxito la titánica tarea que implica dirigir escuelas rurales dispersas y con aulas multigrado.
  • Supervisión zonal y municipal que no responde ni orienta adecuadamente los procesos propios de estos planteles. Porque al igual que los equipos directivos de la mayoría de los NER y otras escuelas graduadas, obvian elementos vitales del proceso de dirección al no adaptar su praxis a las condiciones particulares de este tipo de plantel y al no suministrar orientaciones o instrucciones pertinentes a los planteles para mejorar la calidad de sus procesos.

Por todo lo antes señalado, proponemos una serie de medidas urgentes que de ser tomadas corregirían en gran medida esta situación dotando a la educación rural venezolana de la pertinencia y calidad requerida y necesaria:

  • Caracterización de la escuela rural venezolana para determinar qué cantidad de planteles presentan la modalidad de organización multigrado. Con lo cual se contaría con suficiente información relevante para la toma de decisiones respecto a políticas, planes y proyectos tendientes a mejorar la calidad educativa en estos centros.
  • Potenciar e impulsar la gestión escolar comunal  en el marco de la corresponsabilidad  y en el contexto de los Concejos Escolares. Paso indispensable en el actual contexto de participación protagónica en el marco de la gestión escolar comunal. Hacer realidad el eslogan: la escuela como centro del quehacer comunitario, la comunidad como centro del quehacer educativo.
  • Revisar la estructura organizativa de los Núcleos Escolares Rurales (NER) para adecuarlos a la realidad y dinámica que ello implica. Y adecuar la misma a las necesidades de este modelo organizativo. Esto beneficiaría en mucho la operatividad de los equipos que dirigen dichos planteles y permitiría desarrollar con más eficiencia los sistemas de trabajo planteados.
  • Fortalecer la praxis de los docentes rurales en ejercicio a través de jornadas  de formación docente desde la perspectiva de la Pedagogía Revolucionaria en el marco del ámbito rural. Dicha jornada debe contar con la participación activa de los actores involucrados a nivel de plantel, parroquia, municipio, estado y nacionalmente.
  •  Instruir a los equipos directivos de los N.E.R para potenciar los modos de actuación de estos profesionales en función del tipo de escuela que les corresponde dirigir. La formación de los directores permitirá adecuar su modo de actuación a través del mejoramiento de su capacidad pedagógica profesional de dirección.
  •   Incluir la cátedra Educación Rural en el pensum de los institutos y universidades donde forman educadores. De esta manera las universidades y pedagógicos estarían cumpliendo con el país al tributar al logro de una educación de calidad para todos y todas.
  • Fortalecer los equipos de supervisión y nivel zonal y municipal para que orienten adecuadamente los procesos en estos planteles. Formación de los equipos directivos.
  • Afianzar el PTMS, Canaima Educativo y  Colección Bicentenario como herramientas de contextualización curricular en la escuela rural venezolana.

Aunado a esto se requiere impulsar el uso de una didáctica que responda a las necesidades, intereses y realidad de los educandos, sin pasar por alto el logro de las finalidades educativas a través de las intencionalidades epistémicas y los ejes integradores. Una didáctica que promueva la reflexión y el pensamiento crítico, una didáctica revolucionaria para una educación revolucionaria que afiance los valores ciudadanos del modelo de país que queremos construir.
Para ello tenemos el reto de formar educadores y educadoras con una práctica pedagógica  reflexiva, crítica, transdisciplinaria y abierta  que  vaya de la mano con el modelo de país que está en construcción y esté completamente consustanciado con la realidad política, económica, cultural, social y educativa del país. Maestros y maestras que rompan de una vez con las viejas prácticas y vicios que persisten en nuestras escuelas. Que posean claridad sobre el papel que les corresponde desempeñar en este momento histórico y lo más importante: que amen a la patria y a su profesión con la intensidad que un padre o madre ama a su hijo.
Todo un desafío que al que es necesario dar respuesta en pro de potenciar el desarrollo socio-cognitivo integral de ciudadanos y ciudadanas de la zona rural para alcanzar un nuevo modelo de escuela(LOE, art.6, #3, literales d y e) que responda a la dinámica social de la actualidad y a los requerimientos de un esfuerzo crítico transformador fundamentado en los principios bolivarianos, internacionalistas y antiimperialistas, para que, tal como afirmaba el Presidente Chávez, “marchemos hacia nuestra grandeza como Nación, a pasos agigantados en la educación.”

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